I. Frederick Buechner writes,
Compassion is the sometimes fatal capacity for feeling what it’s like to live inside somebody else’s skin. It is the knowledge that there can never really be any peace and joy for me until there is peace and joy finally for you too.
Someone else’s skin: What’s it like to have black or brown or white skin? Or, what’s it like to be the parent of a terminally ill child? Or the child of an undocumented immigrant? Someone suffering with severe anxiety or depression? The victim and survivor of sexual abuse?
As much as anyone could, Jesus knew what it was like to live inside someone else’s skin. The Greek verb used in today’s Gospel to describe his emotion—splanchnizomai—is politely translated, “moved with pity.” Splanchna are intestines, innards, guts. Jesus knew others’ pain viscerally. It was gut-wrenching.
II. Jesus was moved to compassion when, in today’s gospel, he saw those in need of care, of protection, of shepherding. The word, “compassion,” means “to suffer with,” to suffer together. The Eucharist trains us to suffer with others. Does this communion move us? Does it lead us to compassion? The best judge of that, of whether our Eucharistic liturgy is effective, is the parent of the terminally ill child, and the child of an undocumented immigrant, the survivor of sexual abuse, those beyond this sanctuary: those in need of care, of protection, of shepherding. Do they experience the compassion of our communion?
III. What all of us have to offer to anyone who suffers is to be there with them, to stay there with them in what might be an uncomfortable place, with nothing more and nothing less than our companionship. The apostles gathered together with Jesus. They did it all together, never alone. We, too, can offer the love of a shepherd or, at least, the friendship of a sheep.
Español
I. El autor/teólogo Frederick Buechner escribe,
La compasión es la capacidad a veces fatal de sentir lo que es vivir dentro de la piel de otra persona. Es el conocimiento de que nunca puede haber paz ni alegría para mí hasta que haya paz y alegría para ti también.
Vivir dentro de la piel de otra persona: ¿Cómo es tener piel negra o morena o blanca? O, ¿cómo es ser el padre de un niño con una enfermedad fatal? ¿O el hijo de un inmigrante indocumentado? ¿Cómo es ser alguien sufriendo con ansiedad severa o depresión? ¿La víctima y sobreviviente de abuso sexual?
Mejor que cualquier otro, Jesús sabía lo que era vivir dentro de la piel de otra persona. El verbo griego utilizado en el evangelio de hoy para describir como se sentía—splanchnizomai—es traducido amablemente como “movida por la compasión”. Splanchna son los intestinos, vísceras, tripas. Jesús conocía el dolor de los demás en una manera profunda. En inglés, se describe la emoción como “gut-wrenching”.
II. Jesús fue movido a compasión cuando, en el evangelio de hoy, él vio a aquellos en necesidad de atención, de protección, de dirección. La palabra “compasión” significa “sufrir con”, sufrir juntos. Como todos sabemos, no es algo fácil de hacer pero la Eucaristía nos capacita a sufrir con los demás. Entonces, tenemos que pausarnos un momento y reflexionar: ¿Nos conmueve esta comunión, nuestra comunión? ¿Nos lleva a la compasión? No es la persona que se encuentra en la banca todos los domingos la mejor juez de la eficacia de nuestra liturgia eucarística.
Es el padre del niño gravemente enfermo, el hijo de un inmigrante indocumentado, el sobreviviente de abuso sexual, la gente más allá de este santuario son quienes van a mostrarnos la eficacia de nuestra eucaristía. La gente en necesidad de atención, de protección, de dirección nos llama a darse cuenta de su sufrimiento y responder. ¿Experimentan ellos la compasión de nuestra comunión?
III. Lo que todos podemos ofrecer a alguien que sufre es nuestra presencia, de permanecer con ellos en lo que podría ser un lugar incómodo. Los apóstoles se acompañaron a Jesús. Ellos tuvieron una comunidad y andaban juntos, no solo. Nosotros también podemos ofrecer el amor encontrado en comunidad, el guía o compañerismo de un pastor o, por lo menos, la amistad de una oveja compañera.