Martes de la XXIX semana del Tiempo ordinario
Primera lectura
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte llegó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Ahora bien, con el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el delito de un solo hombre todos fueron castigados con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios!
En efecto, si por el pecado de un solo hombre estableció la muerte su reinado, con mucha mayor razón reinarán en la vida por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que reciben la gracia sobreabundante que los hace justos.
En resumen así como por el pecado de un solo hombre, Adán, vino la condenación para todos, así por la justicia de un solo hombre, Jesucristo, ha venido para todos la justificación que da la vida. Y así como por la desobediencia de uno, todos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno solo, todos serán hechos justos.
De modo que, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado tuvo poder para causar la muerte, así también la gracia de Dios, al justificarnos, tenga poder para conducirnos a la vida eterna por medio de Jesús, nuestro Señor.
Salmo Responsorial
Sacrificios y ofrendas, Señor, tú no quisiste;
abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: “Aquí estoy”.
R. Concédenos, Señor, para hacer tu voluntad.
En tus libros se me ordena
hacer tu voluntad;
esto es, Señor, lo que deseo:
tu ley en medio de mi corazón.
R. Concédenos, Señor, para hacer tu voluntad.
He anunciado tu justicia
en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios:
tú lo sabes, Señor.
R. Concédenos, Señor, para hacer tu voluntad.
Que se gocen en ti y que se alegren
todos los que te buscan.
Cuantos quieren de ti la salvación,
repiten sin cesar: “¡Que grande es Dios!”
R. Concédenos, Señor, para hacer tu voluntad.
Aclamación antes del Evangelio
Velen y oren,
para que puedan presentarse sin temor
ante el Hijo del hombre.
R. Aleluya.