Richard Rohr writes, “Trust the down, and God will take care of the up.”
We hear today in the letter to the Philippians an ancient Christian hymn that sings of Jesus’ descent from his high and mighty throne: being born in human likeness, being found in human form, emptying himself of divinity. He becomes a slave, penetrating the depths, the worst, of human experience. There is nothing human that he doesn’t know. Jesus comes down to where we are, so that we don’t have to climb our way to God.
Remaining true to human experience, today’s story ends with Jesus dead: there’s no last-minute Hollywood rescue. But we know that God will bend down to stand him upright. Despite appearances, Jesus was never beyond the Father’s reach—and neither, the whole thing teaches us, are we.
It’s so very hard to trust the down. But this holy week comes round every year to renew our confidence in the great truth that God does take care of the up.
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Richard Rohr escribe: “Confía en el abajo, y Dios se encargará de lo de arriba”.
Hoy escuchamos en la carta a los filipenses un antiguo himno cristiano que canta el descenso de Jesús de su lugar divino: se hizo semejante a los hombres, encontrarse en forma humana, vaciarse de divinidad. Se convierte en esclavo, penetrando en las profundidades, lo peor, de la experiencia humana. No hay nada humano que él no sepa. Jesús baja a donde nosotros estamos, para que ya no tengamos que subir nuestro camino a Dios.
Permaneciendo fiel a la experiencia humana, la historia de hoy termina con Jesús muerto: no hay rescate de última hora como Netflix. Pero ya conocemos que Dios se inclinó para mantenerlo erguido. A pesar de las apariencias, Jesús nunca estuvo fuera del alcance del Padre, y tampoco, todo nos enseña, somos nosotros.
Es muy difícil confiar en el abajo. Pero esta Semana Santa viene cada año para renovar nuestra confianza en la gran verdad de que Dios se encargara de lo de arriba.