Lent is a so-called “penitential” season. To be sure, Lent involves penance. It includes giving up and giving over whatever it is that we need to give up and over: both the self-aggrandizing and the self-minimizing that Jesus shuns today. But penance isn’t an end in itself: suffering is not the goal. The goal, the end, is holiness. More specifically, the purpose is union with Jesus Christ in his passion, death, and resurrection.
If the cross has been displaced from the center of our lives, it’s time to move it back. Today we go so far as to announce it on our foreheads. This act intends to remind us that the cross of Christ is embedded in us, buried in our flesh; it has an inner hold on us. “I am in you,” says the crucified and living Christ. It being so, poet Mary Karr writes, “In a breath, we can bloom and almost be you.”
And there it is: the end, the goal, the purpose of Lent, the potential of this Christian springtime: “In a breath, we can bloom and almost be you.”
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La Cuaresma es una temporada “penitencial”. Sin duda, la Cuaresma implica penitencia. Incluye renunciar y ceder lo que sea que tengamos que renunciar y ceder: tanto el auto-engrandecimiento como el auto-minimización que Jesús rechaza hoy. Pero la penitencia no es un fin en sí mismo: el sufrimiento no es la meta. La meta, el fin, es la santidad. Más específicamente, el propósito es la unión con Jesucristo en su pasión, muerte, y resurrección.
Si la cruz ha sido dislocada de su lugar central en nuestras vidas, es hora de moverla de vuelta. Hoy la anunciamos en nuestras frentes. Este acto nos recuerda que la cruz de Cristo está incrustada en nosotros, enterrada en nuestra carne; tiene un control interno sobre nosotros. “Yo estoy en ti”, dice Cristo crucificado y vivo. Siendo así, una poeta escribe, “En un suspiro, podemos florecer y casi ser tú”.
Y ahí está: el fin, la meta, el propósito de la Cuaresma, el potencial de esta primavera cristiana: “En un suspiro, podemos florecer y casi ser tú”.