Memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María
Primera lectura
“Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén,
pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor.
Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día;
ellas también serán mi pueblo
y yo habitaré en medio de ti
y sabrás que el Señor de los ejércitos
me ha enviado a ti.
El Señor tomará nuevamente a Judá
como su propiedad personal en la tierra santa
y Jerusalén volverá a ser la ciudad elegida”.
¡Que todos guarden silencio ante el Señor,
pues él se levanta ya de su santa morada!
Salmo Responsorial
R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. R.
R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
Y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen. R.
R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero.
Destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada. R.
R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como la había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia, para siempre. R.
R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la ponen en práctica, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús: “Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”.
Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.