Memoria de San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia
Primera lectura
Hermanos: A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Él lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría de Dios, sea dada a conocer ahora, por medio de la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la fe en Cristo.
Salmo Responsorial
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Cantaré eternamente
del Señor las bondades
y anunciará mi boca tu lealtad
por todas las edades.
Pues el Señor ha dicho:
“”Mi amor es un amor eterno
y mi fidelidad,
más firme que los cielos””.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Una alianza pacté con mi elegido,
a mi siervo David, yo le he jurado:
“”Perpetuaré tu descendencia
y afirmaré para siempre tu reinado””.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Hallé a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado
a fin de que mi mano lo sostenga
y lo revista de valor, mi brazo.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Su poder en mi nombre crecerá,
Mi amor y mi lealtad serán su escolta.
El me podrá decir: “”Tú eres mi Padre,
mi Dios, mi roca salvadora””.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Yo soy el buen pastor, dice el Señor;
yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “”Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor”.