On the cross, Jesus traveled to the darkest corner of human experience—excruciating, soul-killing heartache—and sat with us there, stayed with us. He knows your hidden wounds, your private pain. He knows what it’s like to be you.
Psychiatrist and theologian, Gerald May, writes, “To guide us toward the love that we most desire, we must be taken where we could not and would not go on our own.” Despite our efforts to resist, we, too, will be crucified and emptied to provide space for the inflow of the Divine.
Thanks be to God for this devastating gift: unsolicited, unwanted, incomparable.
***
En la cruz, Jesús viajó al rincón más oscuro de la experiencia humana, un dolor insoportable, y se sentó con nosotros allí, se quedó con nosotros. Él conoce tus heridas ocultas, tu dolor privado. Él sabe lo que es ser tú.
El psiquiatra y teólogo, Gerald May, escribe: “Para guiarnos hacia el amor que más deseamos, debemos ser llevados a donde no podríamos ni quisimos ir por nuestra cuenta”. A pesar de nuestros esfuerzos por resistir, nosotros también seremos crucificados y vaciados para proporcionar espacio para el influjo de lo Divino.
Demos gracias a Dios por este regalo insoportable, no solicitado, no deseado e incomparable.