What does Miss Manners instruct one to do if one were to run out of wine at one’s wedding? She doesn’t answer that question. She says it must simply never ever happen. So it was in Jesus’ time. Wine is more than a libation: it is hospitality, blessing, abundance, gladness, and love. To run low on any of that at any point in the weeklong celebration was a disaster and a bad omen: if the wedding is lacking, what might the marriage lack?
We live on an abundant planet: there’s plenty of bread (and wine) for everyone. Yet we base our distribution of bread and beds and property and power on the myth that there’s not enough to go around. As Dr. Martin Luther King, Jr. writes, we “compress our abundance into the overfed mouths of the middle and upper classes until they gag with superfluity.” He says, “If democracy is to have breadth of meaning, it is necessary to adjust this inequity. It is not only moral, but it is also intelligent. We are wasting and degrading human life by clinging to archaic thinking.”
Jesus produced nine hundred bottles of wine at Cana—really good wine. He expects us to follow his pattern, to live in the same way: to recognize our abundance, to find creative solutions with the resources that we have, to share. Christians are to be distinguished from the so-called “atheists of scarcity” who turn neighbors into competitors and finally into enemies with whom there must be endless wars for control of the bread supply. As one writer puts it, Christians must turn the myth of scarcity into the “lyric of abundance.”
Jesus activates, animates, and equips us with every possible gift needed for the common good. It will not run out. Christians, remember your baptism. We have vastly more than we think we have. We are vastly more than we think we are.
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En el tiempo de Jesús, y en nuestros tiempos también, quedarse sin vino en una boda es un “no-no.” El vino es más que una bebida: es hospitalidad, bendición, abundancia, alegría y amor. Quedarse sin nada de eso en cualquier momento de la celebración de una semana fue un desastre y un mal presagio: si falta la boda, ¿qué podría faltarle al matrimonio?
Vivimos en un planeta abundante: hay mucho pan (y vino) para todos. Sin embargo, basamos nuestra distribución de pan y camas y propiedad y poder en el mito de que no hay suficiente para todos. Como escribe el Dr. Martin Luther King, Jr., “comprimimos nuestra abundancia en las bocas sobrealimentadas de las clases media y alta hasta que amordazan con exceso”. Dice: “Para que la democracia tenga un amplio significado, es necesario ajustar esta inequidad. No solo es moral, sino que también es inteligente. Estamos desperdiciando y degradando la vida humana al aferrarnos al pensamiento arcaico”.
Jesús produjo novecientas botellas de vino en Caná, un vino realmente bueno. Él espera que sigamos su patrón, que vivamos de la misma manera: que reconozcamos nuestra abundancia, que encontremos soluciones creativas con los recursos que tenemos, que lo compartamos. Los cristianos deben distinguirse de los llamados “ateos de la escasez” que convierten a los vecinos en competidores y finalmente en enemigos con los que debe haber guerras interminables por el control del suministro de pan. Como dice un escritor, los cristianos deben convertir el mito de la escasez en la “letra de la abundancia”.
Jesús nos activa, anima y equipa con todos los dones posibles necesarios para el bien común. No se agotará. Cristianos, recuerden su bautismo. Tenemos mucho más de lo que creemos que tenemos. Somos mucho más de lo que creemos que somos.