In the late 1970s, Archbishop Óscar Romero was often accused by political and ecclesiastical authorities alike of being part of the left-wing Marxist opposition to the Salvadoran government, that he, like the guerillas, advocated the use of violence and arms. St. Romero refused to be identified with either left or right but declared himself, “faithful to the word that the Lord bids me preach, to the message that cannot change.” He said,
We have never preached violence, except the violence of love, which left Christ nailed to a cross, the violence that we must each do to ourselves to overcome our selfishness and such cruel inequalities among us. The violence we preach is not the violence of the sword, the violence of hatred. It is the violence of love…the violence that wills to beat weapons into sickles for work.
Words for our own time when we ourselves, in our growing exasperation and anger, might be inclined to meet violence with violence.
Jesuit priest, scientist, paleontologist, cosmologist, theologian, philosopher, teacher, and author, Teilhard de Chardin wrote,
The day will come when, after harnessing the ether, the winds, the tides, gravitation, we shall harness for God the energies of love. And, on that day, for the second time in the history of the world, human beings will have discovered fire.
That’s the blaze Jesus came to ignite: the violence of love.
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A finales de la década de 1970, el arzobispo Óscar Romero muy a menudo fue acusado tanto por el gobierno como por la Iglesia de ser parte de la oposición de la izquierda marxista al gobierno salvadoreño, abogando, con la guerilla, por el uso de la violencia y las armas. San Romero se negó a ser identificado ni con la izquierda ni con la derecha, pero se declaró “fiel a la palabra que el Señor me pide predicar, al mensaje que no puede cambiar”. Él dijo:
Jamás hemos predicado violencia. Solamente la violencia del amor, la que dejó a Cristo clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros. Esa violencia no es la de la espada, la del odio. Es la violencia del amor…la violencia que quiere convertir las armas en hoces para el trabajo.
Útil en nuestro propio tiempo cuando nosotros mismos, en nuestra exasperación y enojo, podríamos estar inclinados a enfrentar la violencia con violencia.
Sacerdote científico, paleontólogo, cosmólogo, teólogo, filósofo, maestro, y autor jesuita, Teilhard de Chardin, escribió:
Llegará el día en que, después de aprovechar el éter, los vientos, las mareas, la gravitación, aprovecharemos para Dios las energías del amor. Y, ese día, por segunda vez en la historia del mundo, los seres humanos habrán descubierto el fuego.
Ese es el fuego ardiente que Jesús vino a encender: la violencia del amor.