A recent letter from the Vatican with the title, “On the Pastoral Meaning of Blessings” has gotten a lot of attention for the direction it offers for blessing gay and lesbian couples and couples not married in the Catholic Church. That’s just one part of a much more comprehensive and altogether beautiful letter. Its last section is titled, “The Church is the Sacrament of God’s Infinite Love.” The final paragraph reads:
“[The] root of Christian meekness” is “the ability to feel blessed and the ability to bless…” This world needs blessings, and we can give blessings and receive blessings…In this way, every brother and every sister will be able to feel that, in the Church, they are always pilgrims, always beggars, always loved, and, despite everything, always blessed.
In his epic Christmas poem, “For the Time Being,” W.H. Auden has the magi lamenting, “We’re three old sinners, and this is a really long trip. We miss our wives and our books and our dogs. We want dinner. What are we doing here? We’re doing this because we only have the vaguest idea of why we are what we are. We’re following the star to discover how to be human.”
Our Christmas celebration comes to a close today proclaiming the Word made flesh an epiphany, the ultimate “Aha!” God, in a brilliant move, showed us how to be human by becoming human, by demonstrating it—from womb to tomb and beyond.
In your mail this week (in addition to utility bills and a postcard from Kohl’s), you will receive a letter from Ascension asking for your financial commitment to our parish for 2024. Unlike other asks, this isn’t about supporting someone else’s good work. It is an invitation to do your part for the day-in and day-out maintenance of this household of which you are a member. We need your weekly, monthly, or annual support to pay for the lights, the heat, the bread and wine, faith formation materials, pastoral outreach, and the salaries of our small, hardworking staff. Our Ascension community is relatively small, and you and I are not wealthy, so it’s critical that each and every one of us contributes what we can. In our lean parish budget, every dollar matters.
I trust your love for Ascension and your dedication to our mission as we move forward into our 134th year of following the star. We’re sinners, beggars, pilgrims. We come here to discover how to be human. Here we recall that we’re always loved, and, despite everything, we are always blessed. Here we learn to bless others and are enabled to do so. God knows that this neighborhood and our world, your neighborhood and your world, need blessings.
May God bless Ascension so that we will continue to be a sacrament, an epiphany, an “Aha!” of God’s infinite love.
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Una carta reciente del Vaticano cuyo título es “Sobre el sentido pastoral de las bendiciones” ha recibido mucha atención por la dirección que ofrece para bendecir a las parejas homosexuales y a las que no están casados en la Iglesia Católica. Esa es solo una parte de una carta mucho más completa y hermosa. La última sección está titulada como “La Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios”. El último párrafo dice:
“La raíz de la mansedumbre cristiana” [es] “la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir…” Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición… De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos.
En un poema navideño, el poeta hace que los magos digan: “Somos tres viejos pecadores, y este es un viaje realmente largo. Echamos de menos a nuestras esposas, nuestros libros y nuestros perros. Queremos cenar. ¿Qué estamos haciendo aquí? Estamos haciendo esto porque solo tenemos una vaga idea de por qué somos lo que somos. Estamos siguiendo la estrella para descubrirnos cómo ser humanos”.
Nuestra celebración de Navidad llega a su fin hoy con la afirmación de que la Palabra hecha carne es una epifanía, un “¡Ajá!” Dios, en un acto brillante, nos mostró cómo ser humano al hacerse humano él mismo, al demostrarlo, desde el vientre hasta la tumba y más allá.
En su correo de esta semana, encontrará una carta de Ascensión solicitando su compromiso financiero con nuestra parroquia para este 2024. A diferencia de otras preguntas, no se trata de apoyar el buen trabajo de otra persona. Te invitamos a poner de tu parte para el mantenimiento diario de este hogar del que eres miembro. Necesitamos su apoyo semanal, mensual o anual para pagar las luces, la calefacción, el pan y el vino, el material del catecismo, el alcance pastoral y los salarios de nuestro pequeño grupo de trabajadores. Nuestra comunidad de Ascensión es relativamente pequeña y ustedes y yo no somos ricos, por lo que es fundamental que todos y cada uno de nosotros contribuyamos con lo que podamos. Cada dólar importa en nuestro magro presupuesto parroquial.
Confío en su amor por la Ascensión y en su dedicación a nuestra misión a medida que avanzamos hacia nuestro año ciento treinta y cuatro de seguir la estrella. Somos pecadores, mendigos, y peregrinos. Venimos aquí para descubrir cómo ser humanos. Aquí recordamos que siempre somos amados y, a pesar de todo, siempre somos bendecidos. Y aquí aprendemos a bendecir. Este vecindario y tu vecindario, nuestro mundo y tu mundo necesitan nuestra bendición.
Dios bendiga a la Ascensión. Que seamos siempre un sacramento, una epifanía, un “¡Ajá!” del amor infinito de Dios.