“Come to me, and I will give you rest.” This familiar gospel passage rings just right on a lazy July weekend. If we haven’t yet gotten into the summer groove, Jesus encourages the hard-working and world-weary to take a break, to chill.
While these days typically mean a slowdown in work and school and volunteering and other obligations, some things, regrettably, don’t take the summer off: preoccupations and obsessions, health and financial challenges, our distress, our brokenness, our wounds. To those laboring and burdened with deep-seated fatigue, Jesus extends his audacious invitation—“Come to me” and you will know nothing less than a divine embrace, God’s sheltering arms wrapped around you. To the fearful and agitated, Jesus offers rest and security. While he never offers an escape from life, living in Jesus’ loving heart protects us from the inescapable anxieties that every season brings.
Richard Rohr writes, “If God cannot be rested in, God must not be much of a God.” “Come to me, come with me, let me come with you, and you will find rest.”
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“Vengan a mí y yo les daré alivio”. Estas palabras, que nos son familiares del evangelio, suena bien en un perezoso fin de semana de julio. Si aún no hemos entrado en el ritmo del verano, Jesús anima a los que están cansados y sobrecargados de trabajo a tomar un descanso. “Relajense. Chill”.
Si bien estos días generalmente significan una desaceleración en el trabajo, la escuela, el voluntariado y otras obligaciones, algunas cosas, lamentablemente, no descansan en el verano: preocupaciones y obsesiones, desafíos financieros y de salud, nuestra angustia, nuestro quebrantamiento, y nuestras heridas. A aquellos que están fatigados y agobiados, Jesús extiende su audaz invitación: “Vengan a mí” y conocerán nada menos que un abrazo divino, los brazos protectores de Dios envueltos alrededor de ustedes. A los temerosos y agitados, Jesús ofrece seguridad y descanso. Si bien nunca ofrece un escape de la vida, el corazón conocedor y amoroso de Jesús proporciona reposo en medio de las preocupaciones de la vida en todas las estaciones.
Richard Rohr escribe: “Si no podemos encontrar descanso en Dios, Dios no es un Dios.” “Vengan a mí, vengan conmigo, déjame ir con ustedes, y yo les daré alivio.”