I’ve stopped telling the joke about the Holy Trinity trying to decide where to go on vacation. The punchline has the Holy Spirit saying, “Let’s go to Rome. I’ve never been there.” Audience reaction is always mixed, and sometimes the joke bombs entirely. I guess the matter of the Holy Spirit and Rome, at least among Roman Catholics, is no laughing matter.
Despite all attempts to stifle, if not kill the Holy Spirit, there is evidence that the Spirit is alive and working these days in Rome in the continued flourishing of Pope Francis’ “synod on synodality.” The word “synod” means, “walking together on the journey,” and that is demonstrated in the synod’s working document. The document, titled “Enlarge the Space of Your Tent,” is a revelation: people on every continent share their experience of and hopes for the Church. While respecting the teaching office of the Church, a synodal Church also respects the Spirit pulsing throughout the entire Body, elevating the voices of all, especially those who have too often been marginalized and silenced. It is a new way of being and belonging to the Church: “shared guidance” in living the way of Christ. Such synodality will unfold at Ascension in the months and years ahead.
A synodal Church encourages those with power in the Church to listen and hear the truths of others, acting against the urge to monopolize the conversation and the instinct to control. With the Spirit at work, those who don’t have power dare to speak, and those who have power dare to shut up. No matter one’s tribe or ethnicity, skin color, sexual orientation, gender, or age, whether we’re from Mesopotamia, Mexico, or Minneapolis, Parthians, Medes, or Elamites, the Spirit speaks indiscriminately. May God grant us the grace and courage to keep enlarging the space of our tent—and our hearts.
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He dejado de contar el chiste sobre la Santísima Trinidad teniendo una conversación sobre a dónde irían de vacaciones. El remate tiene al Espíritu Santo diciendo: “Vamos a Roma. Nunca he estado allí”. La reacción de la audiencia siempre es mixta, y a veces el chiste totalmente fracasó. Supongo que el asunto del Espíritu Santo y Roma, al menos entre los católicos, no es cosa de risa.
A pesar de todos los intentos de apagar, y de matar al Espíritu Santo, hay evidencia de que el Espíritu está vivo y trabajando en estos días en Roma en el continuo florecimiento del “sínodo sobre la sinodalidad” del Papa Francisco. La palabra “sínodo” significa “caminar juntos en el camino”, y eso se demuestra en el documento de trabajo del sínodo. El documento, titulado “Ensancha el espacio de tu tienda”, es una revelación: personas en todos los continentes comparten su experiencia y esperanzas para la Iglesia. Respetando el oficio de enseñanza de la Iglesia, una Iglesia sinodal respeta también el Espíritu palpitante en todo el Cuerpo, elevando las voces de todos, especialmente de aquellos que con demasiada frecuencia han sido marginados y silenciados. Es una nueva forma de ser y pertenecer a la Iglesia: “guía compartida” para vivir el camino de Cristo. Tal sinodalidad se desarrollará en Ascensión en los meses y años venideros.
Una Iglesia sinodal alienta a los que tienen poder en la Iglesia a escuchar las verdades de los demás, actuando contra el impulso de monopolizar la conversación y el instinto de control. Con el Espíritu obrando, los que no tienen poder se atreven a hablar, y los que tienen poder se atreven a callarse. No importa la tribu o etnia, el color de la piel, la orientación sexual o la edad, ya sea que seamos de Mesopotamia, México o Minneapolis, medos, partos o elamitas, el Espíritu habla. Que Dios nos conceda la gracia y el coraje para seguir ensanchando el espacio de nuestra tienda—y nuestros corazones.